Osteonecrosis de cadera – Tratamiento con células madre

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Sebastián de 33 años, operario con un trabajo que requería contar con muy buenas condiciones físicas para levantar peso y estar sumamente activo durante cada jornada, comenzó a sufrir Osteonecrosis en ambas caderas poniendo en riesgo su salud y su principal medio de subsistencia. Realizó un tratamiento con células madre con el Dr. Ignacio Dallo y hoy tiene una vida deportiva y laboral completamente normal.

Testimonio de Sebastián, 33 años, operario.

Un tratamiento con células madre le permitió volver a caminar y a trabajar.”

Sebastián tiene 33 años, una hija de dos años y espera, junto a su pareja, a otra bebé. Es operario en un importante firma internacional y su tarea requiere estar en muy buenas condiciones físicas: Levantar hasta 25 kilos de peso, estar de pie muchas horas, subir y bajar escaleras. “Uno debe estar íntegro para no poner en riesgo la propia vida o la del compañero”, explicó.

Dos años atrás, comenzó a experimentar síntomas que fueron agravándose y le diagnosticaron una necrosis (muerte del tejido, en este caso óseo) de cadera, que lo inhabilitó no sólo para hacer tu trabajo sino para caminar.

Primero eran dolores leves que desaparecían a los dos o tres días: notaba que no eran musculares, pero al no ser agudos les restaba importancia. Luego comenzaron a aparecer y desaparecer, con más intensidad y frecuencia. Allí fue cuando aparecieron las primeras limitaciones como subir a una moto o correr con normalidad. Hasta que un día el dolor no cesó, y se instaló para siempre.”

Según explicó, se trataba de un dolor agudo, muy fuerte y con sensación de frío en la cabeza del fémur, “comparable a cuando ingerís algo que te hiela la frente, la nariz o los dientes. Así, pero en las caderas”.

Desde ese momento ya no pudo tener una vida normal ni ponerse de pie. La solución vino luego de consultar a cinco médicos, en un angustiante peregrinaje que duró un año, hasta cuando desde Rosario lo derivaron al consultorio del Doctor Ignacio Dallo.

“El paciente llegó con dolor severo e importante limitación funcional, con diagnóstico de osteonecrosis bilateral de cadera. Un profesor mío en Rosario le dijo que la solución era colocarse una prótesis, aunque dada su corta edad quedaba condenado a que, a los 50 años, debiese reemplazarla; lo cual era muy desalentador. Este reconocido profesional lo derivó a nuestro consultorio en el Sanatorio Garay, sabiendo el tipo de abordajes mínimamente invasivos e innovadores en los que aquí nos especializamos: Un tratamiento con células madre autólogas -que se extraen del propio paciente, mediante una pequeña punción en la médula ósea- y luego se enriquecen con plasma rico en plaquetas -que tiene proteínas y hormonas necesarias para estimular en el organismo una ‘cascada’ regeneradora, propiciando una mejor acción de las células madre-. Y esa fue la alternativa que le ofrecimos a Sebastián, a la que accedió”, comenzó explicando el doctor Dallo.

Rehabilitación Osteonecrosis de cadera – Tratamiento con células madre

Luego de una rehabilitación intensa, rápida, con kinesiología y gimnasia diaria, Sebastián hoy ya hace una vida normal: Anda en bicicleta, trota y pudo reinsertarse laboralmente.

Ese abordaje no demandó mucho tiempo. “La intervención fue rápida. Duró unas horas y, al terminar, ya noté la diferencia: ¡No sentía más dolor! Estuve internado un solo día y, tras un breve reposo en casa, llegó el momento de la rehabilitación”, expresó con alegría Sebastián.

“La rehabilitación fue muy intensa, rápida, con kinesiología y gimnasia en el agua todos los días. Inmediatamente mejoró en su dolor, en la rigidez de las caderas; comenzó a moverse con mayor flexibilidad, sin molestias, y hoy ya hace una vida normal: Anda en bicicleta, trota, pudo reinsertarse laboralmente y se lo ve francamente más feliz”, sintetizó el doctor Dallo.

“Al sexto o séptimo mes, volví a la empresa -agregó por su parte Sebastián-.

A medida que iban subiendo las exigencias, me sentía más fuerte y estable. Gracias a Dios y doctor Dallo, fui recuperando mi fé junto con mi salud; y se conjuraron los miedos sobre cómo haría para sostener a mi familia sin poder volver a trabajar, al ver los resultados. Pasé de estar derrotado moralmente a volver a soñar en concretar todos mis proyectos. Uno se da cuenta lo que vale la salud recién cuando la pierde. Quiero por eso recomendar totalmente este tratamiento a quien lo necesite: Porque yo no hubiera podido seguir trabajando con una prótesis”.

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